¿UNA CIVILIZACIÓN FALLIDA?

 

 El humano es un animal que, de acuerdo a la denominación taxonómica propuesta en 1731 por el naturalista, botánico y zoólogo sueco Carlos Linneo, pertenece al Homo sapiens, que se traduce del latín como hombre sabio. Ello hace referencia a que tiene la capacidad de discernir, entender y transformar la realidad que lo circunda. En su recorrido evolutivo, iniciado hace aproximadamente 2.5 millones de años, ha tenido un auténtico desarrollo de sus estructuras cerebrales, que lo ha dotado con capacidad de inventiva y razonamiento. Desde sus orígenes, todos los individuos tenían acceso, en condiciones de igualdad, a los recursos naturales entregados por los ecosistemas en los cuales vivían; pero hoy nos preguntamos: ¿cómo ha evolucionado la población en los últimos años; cuáles son las proyecciones acerca de su capacidad para vivir en condiciones dignas?

 

En 1910, según los estudios de la población, en la Tierra había 1.75 mil millones de personas; en el 2020, son 7.7; y según las proyecciones para el 2050, serán 9.7; y para el 2100, 11.000 millones. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el planeta está en capacidad para producir alimentos para una población cercana a los 12.000 millones. Hay un elemento, sin embargo, que distorsiona esta realidad que podríamos denominar natural, y es cuando se analizan la capacidad adquisitiva de los países y de las personas y las posibilidades que tienen para acceder a los recursos naturales y los producidos por el hombre. En un informe que presentó la organización británica Oxfam, previo al Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza, se consignó que, en 2017, el 82% del dinero producido en el mundo pertenecía al 1% de la población global. Además, reportó que 42 personas tienen tantos recursos como la mitad de la población mundial.

 

A pesar de las críticas que ha recibido la organización sobre la manera como analizó esta situación, este informe plantea los datos más cercanos a la realidad que estamos viviendo a nivel global. Lo que se observa en todos los análisis económicos es que cada año las desigualdades son cada vez más pronunciadas: los ricos son más ricos, y la franja de población en estado de pobreza es mayor. La pregunta que surge es si la civilización actual está acercándose a una situación fallida e insostenible. La expresión social de esta inaceptable condición se ha evidenciado en los grandes movimientos de protesta que ha habido en muchos países del mundo, los cuales son liderados en su mayoría por gente joven, desencantada de las mínimas posibilidades que le ofrecen sus países para tener una vida digna y llena de propósito.   

 

 

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